viernes, 25 de mayo de 2007

Tango donde una mujer termina feliz

Malditas agallas

Me enamoré de tus ojos

Y te ves mentolado

bien hecho chico

¿Quién lo hubiera imaginado?

Que escondías un puñal

Para apuñalarme por detrás

- Siempre seré tuyo...

Mi querida viejecita...

Me agrupaste con chamuyo

me tenias enamorado

Yo, dulce y joven musa

Eres diez años más joven

Pensé que era tu reina

Y me robaste mi honor.

Lo descubriste cuando tenía cuarenta

Viento, juventud y carpeta

Ya no soy una niña pequeña

Jugaste con mi ilusión

Y desde el borde está la piscina.

Acabas de darte un chapuzón.

Me preguntó qué hago ahora.

Con los cheques que dejé

hoy estuve pagando

El reloj y ese gato.

Dime traidor

Si aún te queda valor

¿Cómo se les paga ahora?

Las deudas de un metejón.

Sabías que hacía viento

lo fuiste claro

Y no dudaste ni un segundo

En robarme hasta los frascos.

Te volviste malo..

Tus mañanas pronto se acabarán

Porque este engaño fulero

Te debe costar caro

muñeca cuando la muerte

te encuentro en el callejón

Recuerda a esta anciana

¿Qué te dio el corazón?

Historia de un pueblo

PUEBLO BLANCO

cuento

LA OLLA

Pueblo Blanco, así le decían a ese lugar, tan cargado de magia, con aquellos perfumes extraños y esos sabores agrestes, que permitían sentirse libre a toda aquella persona que lo habitara.

Antonio era un lugareño; ya hacía varios años que había llegado con su familia una cálida tarde de enero. Poco después sus padres se habían separado; fue entonces cuando su madre, Lola, decidió vivir en La olla junto a sus cuatro hijos: Antonio, el Gurí, la Lore y Susi la mayor de todos.

El verano era fuerte y sólo se podía soportar cerca del río, ya sea nadando o andando en canoa. Así... nadando y remando ese río se llevó a la Susi aquella calurosa siesta cuando sólo tenia dieciocho años; la morocha más linda del pueblo dejó a su familia desolada.

Tristes fueron los primeros tiempos sin ella: La mayor, la que ayudaba con los hermanos, la que trabajaba para traer un poco de pan, la que no llegó a conocer la alegría de tener un novio, como Dios manda. La familia jamás superó su ausencia y poco a poco se fue destruyendo, cada uno en soledad lloró su muerte.

A la Lore, la más pequeña, no le fue tan mal en La olla (así se llamaba el barrio pobre escondido tras la hondonada) había lindos chicos, sólo que nunca le contaron como cuidarse de ellos. A los quince ya tenía una niña con El Luis, pero éste se fue del pago a buscar nuevos horizontes y jamás volvió. Por suerte o por desgracia, a los dieciséis llegó Pedro, hijo de un señor muy importante que vivía en el barrio alto, con él los cuidados fueron menos, así a los nueve meses la Lore repitió su historia . Esta vez no le fue mejor, pues, al niño bien, le prohibieron volver a verla para evitar habladurías; su padre, el Director del Normal, no quería ser señalado por las correrías de su hijo. Fue entonces como La Lore tuvo su niño en lo de Doña Paula, la partera, pero no lo pudo ver; le dijeron que era enfermito, que necesitaba cuidados especiales y, por unos pesos de más, Doña Paula le dio la triste noticia de su muerte. A la Lola le vino bien el dinero que le dieron a escondidas ,—Así es mejor—pensó la Lola —Una boca menos— y... nunca más se habló del tema.

Mientras tanto, la Lola era bastante requerida los hombres del barrio, después de todo, aunque parecía mayor, sólo tenía treintaicinco años. Al padre del Antonio y la Susi lo veía casi siempre, pero el padre del Gurí sólo venía de cuando en cuando a pedir dinero para emborracharse en los bares del pueblo; peor suerte corrió La Lore con el suyo, pues nunca lo conoció.

Por su parte el Gurí y el Antonio vivían para jugar al fútbol, eran más grandes, pero todavía la primavera no los había sorprendido, quizás por los sanos consejos del padre de Antonio que los quería a todos como a sus hijos.

La playa era para los varones el lugar de encuentro con sus amigos, allí pasaban horas jugando en la arena caliente hasta que, sus pies, ardidos, daban señales de pertenecer a su cuerpo. Entre juegos y canotajes el tiempo parecía detenerse, siempre era tarde para ir al colegio o para hacer sus tareas, sólo conocían de peces, carnadas y de toda cuestión referida al río.

El río... con las fauces de un gigante que se había devorado parte de su vida, era para el Antonio, misterio y atracción; todos los veinticinco se sentaba en la playa, allí donde pisó su hermana por última vez, a recordarla. En ese lugar podía resucitar su larga cabellera negra, su sonrisa blanca y sentir que el viento le devolvía su risa por un instante. La Susi, compañera de juegos, su hermana casi gemela,- pues sólo era un año mayor que él- , aparecía y desaparecía entre el río y la playa, besaba sus mejillas y le dejaba ese sabor acre de la ausencia... .

EL ESPECTRO

Aquel verano Antonio cumplía sus dieciocho y su cuerpo dorado de sol recordaba al legendario Tarzán, su cabellera larga, rizada, y esos ojos café hacían zozobrar a cuanta joven caminaba por la playa.

En esa temporada descubrió azorado los cambios de su cuerpo y la influencia que ejercía sobre la jóvenes lugareñas. Su aspecto salvaje, el pecho ensanchado, sus largas piernas y sus brazos toscos, inflados de tanto pelearse con las canoas y hacer carreras de nado con sus amigos, eran la envidia de cualquier vago de la zona. Las chicas le echaban vistazos de reojo, esperando se digne a mirarlas, pero él sólo tenía tiempo para el río y las canoas. En vano lucían sus trajes de baño diminuto, su piel color bronce delante del Antonio.

En ese salvaje escenario, se recostaba todas las tardes sobre aquel sauce llorón que parecía la cabellera de una mujer,la que ,ardiente por el sol de enero buscaba ayuda en el viento para refrescarse en el agua junto a los peces .

Estaba mirando el río cuando escuchó el silbato :

— ¡Ayuda, se ahoga !— gritaban unos vagos cerca del muelle.

Corrió el bañero a auxiliar a el Mecho, a quien su canoa le jugó una mala pasada. El Antonio se acercó a ver a su amigo, que boqueaba sobre la arena, fatigado por el sacudón.

— ¿Estás bien? — preguntó.

— ¡Sí, que susto!— contestó el Mecho, escupiendo agua.

Al levantarse, su mirada quedó presa de un par de ojos negros que lo observaban de arriba hacia abajo con rostro expectante. Fue un segundo de tiempo; cerró los ojos y se los refregó para convencerse ...

—¡ La Susi ! gritó y dando un salto corrió a abrazarla, pero esa imagen se esfumó en el aire dejando el perfume de su piel.

Inútil fue buscarla por toda la playa, había visto un espectro; sin embargo, era la viva imagen de su hermana, no podía equivocarse.

En las tardes siguientes volvió a recorrer el lugar en busca de esa mirada, pero todo fue en vano; les contó a su madre y a sus hermanos, quienes lo trataron de loco.

— ¡ Cómo se te ocurre!—dijeron sus hermanos al unísono.

— ¡El sol te ha hecho mal — decía su madre, persignándose.

Pero el Antonio no podía olvidarla :

— ¡Me estoy volviendo loco — pensó, camino a la playa.

Esa tarde, después de haber navegado un rato se recostó en la arena a tomar sol, el aire cálido lo envolvía, sus ojos pedían descanso y cerrándolos se dormitó un rato. Lo suficiente como para que en sus sueños apareciera ella ; otra vez esa imagen le generaba sobresalto. Abrió los ojos y se encontró de pronto frente a ella, pero esta vez el sentimiento cambió .

Esa morocha era real, y lo miraba con su blanca sonrisa.

— ¡Es La Susi! ¡ Qué parecida! —pensó preocupado; mientras la joven intentaba acercarse a él.

—¡Hola! —Murmuró la chica —¿Sos de por acá ?...

— Sí, soy el bañero de esta playa — Asintió Antonio, tratando de sostener su mentira con una pose de hombre forzudo ensayada muchas veces.

—¡Qué bueno !,¿Cómo te llamás ? retrucó la chica, sin creerle demasiado.

— ..Anto....Tony, me dicen Tony , ¿y vos ?—contestó, con dudas.

—..Paulina ...me dicen Pau... ji, ji— Contestó la joven soltando, una carcajada.

EL AMOR

De inmediato Antonio sintió como un tropel embravecido le cruzaba el pecho y, sonrojado trató de controlarse...

— ¿De dónde sos, Pau? —preguntó

—Soy de una ciudad de sur llamada La Loma, vengo todos los veranos a visitar a mis parientes— contestó la damita, jugando con los dedos en sus renegridos cabellos.

—¿Querés que te lleve a pasear en bote?

— Me da un poco de miedo, pero...—

—¡Dale, te voy a enseñar la isla y el barrio de los pescadores, vamos ! — dijo el Antonio estirando su mano hacia ella.

Cuando la tocó, sintió un temblor impredecible,... se dio cuenta de que surgía en él un sentimiento desconocido.

Los paseos en bote se sucedieron uno tras otro, así como las largas caminatas por el parque y los atardeceres en la playa. El amor crecía y, el Antonio ya había olvidado cómo empezó esta historia, sólo deseaba que no terminara nunca.

La risa era su aliada más fiel, la música que compartían les brindaba la alegría que pocos entendían, cuando eran sorprendidos bailando en el medio de la calle, o sobre un banco de la plaza, como dos locos. La imitación de un bailarín de moda era lo que a la Paulina más le divertía del Antonio, adoraba verlo contornearse al compás de la canción que él mismo tarareaba. Ambos sentían que eran almas gemelas, parecían conocerse de tiempos remotos, sabían que el amor los tocaba de cerca.

Los acercamientos fueron cada vez más fuertes, ya no bastaba con besarse o abrazarse, las miradas se chocaban, y sus cuerpos jóvenes, se deseaban profundamente. Con estos sentimientos, resultó fácil encontrar un lugar para la pasión . La casa del padre del Antonio, que volvía tarde del trabajo, fue para ellos el refugio ideal para una tarde de amor... Una tarde cálida de verano, dos cuerpos adolescentes sedientos de placer; el candor de una joven; un deseo: que sea una tarde interminable; una ilusión : que este amor dure toda la vida... .

Estos encuentros se fueron sucediendo con más frecuencia, con más emoción, después los pudores se escondieron entre las sábanas, y juntos fueron descubriendo las formas de sus cuerpos, sus almas se fundieron en el primer amor. Ese amor que les permitió volar y soñar.

Durante un tiempo Antonio escondió ese amor, pues pensaba lo que sentiría su familia cuando la conocieran,—Ese parecido con la Susi , va a ser muy difícil que no se den cuenta—murmuraba en su interior.

Pero fue inevitable. Una tarde, de paseo por el parque con la Paulina, se encontró de frente con su mamá que hacia lo mismo con su novio. Los ojos de la Lola se iluminaron, un frío estremecedor recorrió su cuerpo, — ¡La Susi! — gritó, persignándose sin parar. Un segundo fue suficiente para recordar ese episodio, la embarcación boca arriba, su hija gritando en el río, los bañeros desesperados luchando por salvarla y después... el horror; el cuerpo de la Susi hinchado, morado, y sus ojos, víctimas de las pirañas, cuando la encontraron al día siguiente en la orilla.

La Paulina no comprendió su actitud, pero tuvo un presentimiento terrible, quizás el mismo que tuvo Lola cuando vio el fantasma de su hija. Al fin se saludaron; más tarde, el Antonio le contó a la Paulina la historia de su hermana y el singular parecido entre ambas. Ella comprendió, pero quedó aterrorizada, no podía dejar de pensar en esa tragedia que, por momentos, parecía un mal sueño que la relacionaba con tan absurdo destino.

Los días pasaban y los enamorados parecían no molestarse cada vez que algún conocido los cruzaba y se repetían las escenas de sorpresa al conocer a la joven y creer que veían al espíritu de la finadita. También la conocieron el Gurí y la Lore pero, prevenidos, disimularon muy bien.

Poco a poco, en la olla se fue instalando el rumor:

— ¡ El ánima de la Susi merodea por el poblado !— alertó, Doña Flora. —¡Viene a buscar descanso, Dios se apiade del Antonio, meterse con su propia sangre¡ — dijo haciendo cruces en el aire.

—¿Qué dice Doña?—Preguntó la Lola.

—¡Dejáme este asunto a mí querida, vos cuidá a tu hijo de esa extraña —contestó la vieja, juntando unas hojitas del suelo.

Antonio comenzaba a preocuparse por aquel rumor, no le gustaba que lo señalen, pero su pasión era incontrolable. Día a día el sentimiento por la Paulina era mayor. A veces le parecía verla entre la gente llamándolo , agitando sus brazos... él corría obstinado hacia ella, pero,... su imagen se evaporaba. Muchas tardes, después de verla, lo encontraban sus amigos hablando solo, caminando por la orilla de la playa donde la conoció.

Sus encuentros eran cada vez más bellos. Tan bellos que él ya no podía creer que esto fuera real ... había comenzado a pensar lo que decían acerca de ella :

—¡ Es el ánima de la Susi ! ¡Es tu propia sangre !— sentenció Doña Flora.

— ¡Es mandinga en persona, quiere venganza!—comentó su madre.

—¡Te va a volver loco !—, le dijo el Gurí.

Pero el Antonio ya no escuchaba, su mente estaba muy lejos,... allá ... en la orilla de la playa,...ese día en que se arrojó al agua para salvar su pellejo cuando la canoa se dio vuelta; escuchó los gritos de su hermana pero no pudo volver atrás, la corriente lo arrastró hacia un amarradero, pero la Susi no tuvo la misma suerte. Cuando giró la cabeza descubrió sus ojos desesperados que le hablaban con una mezcla de odio y furia, dolida por aquella fuga.

—¡Yo no pude volver atrás, no tenía fuerzas, no la abandoné! —Gritó con impotencia.

Preso del llanto y el dolor corrió a buscar a la Paulina cuya figura, para entonces, era la reencarnación de su hermana. Sus pasos lo llevaron sin pensar a La Olla, y extrañamente, la encontró en su propia casa, junto a la Lola con su sobrina en los brazos. Sin pensarlo se lanzó sobre el cuello de esa mujer, presionando muy fuerte, mientras su familia trataba de detenerlo inútilmente. Sus ojos, ciegos de venganza y miedo, sólo reflejaban la cara de la Susi o la Paulina; Luego siguieron gritos, confusión, y el golpe en la cabeza que le dio el Gurí para frenarlo.

Esto pasó en un instante, un minuto de locura le costó al Antonio la cárcel y luego el manicomio, la droga y el alcohol hicieron el resto.

Parte de esta historia me la contó la Paulina dos días antes de la tragedia, cuando le vendí el boleto de ómnibus que la llevaría de regreso a su casa, pues terminaban sus vacaciones .

Lo demás, fue comentado en todo el pueblo durante mucho tiempo

Una vez más la desgracia envolvió esa familia, una vez más la Lola estuvo de velorio. Pero esta vez para enterrar a la Lore, la menor.

FIN

para los que creen en los angeles

ANGELICAL

-"Siempre creí en los Ángeles, quizás por eso le creí esta historia a quien me la contó, quedan en ustedes señoras creer o no."-

Así empezó una reunión de antiguas compañeras de secundaria, esas en las que se cuentas las más maravillosas historias personales, mientras se recuerda con ilusión el pasado. Estábamos todas las mismas de siempre, pero esa noche fue de Romana Tossci ,hoy una conocida escritora, muy buena narradora de cuentos.

Romana era una persona muy especial. Su tez mate y su cabello renegrido, no eran opacados por la luz brillante que parecía derramar a su paso. Su color era el blanco, todo en ella brillaba, sus ojos su sonrisa, su guardapolvo. Era casi angelical, parecía no tener maldad, quizás por eso muchas veces la tomábamos de punto, pues ella parecía no comprender nuestras travesuras, y no podía preverlas. Según contaba, tenía un ángel dentro de ella y por eso no tenía miedos, pues él la cuidaba. Nadie le creía, pero estar a su lado era sentir una extraña sensación de paz. De adolescentes los muchachos se le acercaban poco, aquellos que lo hacían eran los que después veíamos llorar en su puerta. Todos ellos decían que era un ángel, que era de otro planeta y querían conservarla para ellos, pero cuando se sentía encarcelada, terminaba definitivamente la relacíon. Le gustaba mucho los niños, siempre que salíamos con ella a tomar algo, se nos acercaba alguno de otra mesa y terminaba indefectiblemente en su falda, jugando al Antón pirulero. Estudió para maestra. Era maravilloso ver la relación que tenía con los niños, se la podía ver corriendo entre ellos, o rodando por el piso, sin importarle, en absoluto el que dirán. Tenía alma de niña y eso la hacia diferente a las demás maestras. Quizás por eso siempre parecía una persona de no más de treinta años aún cuando tenía cincuenta. Muchas veces la vi levantar del suelo a un niño llorando por un golpe y detener su llanto y su dolor casi mágicamente, sólo con tomarlo entre sus brazos, posar su mano en su frente y decirle algo al oído.

Esa era ella, una persona muy sensible que sufría con el dolor ajeno, amante de la naturaleza y dueña de la más brillante sonrisa y que aparecía o me llamaba por teléfono justo cuando yo la estaba necesitando. De grande me confesó que su ángel había quedado atrapado en ella y que no podía salir de su cuerpo y yo le creí.

La realidad la presionaba tanto que necesitaba una fuerte coraza para no dejar asomar sus emociones, y eso la lastimaba día tras día.

Romana era "la escritora” capaz de inventar toda clase de historias maravillosas; sabía que las que más nos gustaban eran las de amor así que esa noche se esmeró especialmente ya que cumplíamos 30 años de egresadas del normal.

Y así casi a la medianoche, cuando el alcohol, y los recuerdos se agolpan en las mentes; Cuando la noche atrapa, la lengua se afloja y el corazón se descalza comenzó a contar su singular historia.

"Eran las cinco de la mañana, como todos los días Maria se dirigía a la cocina a preparar su desayuno, aún era de noche pues era pleno el invierno. Todo hubiera sido normal ese día. Levantarse, desayunar, vestirse para ir a su trabajo, tomar el colectivo siempre a la misma hora: 5:45 hs sino fuera porque ese día sintío que un ángel la abrazaba fuerte como si quisiera saludarla muy especialmente. Le dijo algunas cosas al oído que al principio no entendió, pero sólo sintió su amor incondicional que le señalaba un buen día.

Así corrió ese día el colectivo y cuando subió, sintió otra vez su presencia, le obligó a gira la cabeza y posar su mirada en alguien,

-míralo bien - le susurro su ángel, al oído con una voz muy suave -es él-.

Él era un joven muy bello de larga cabellera, ambos se quedaron extasiados ante la presencia del otro, como si una luz blanca los envolviera... De pronto toda la gente pareció esfumarse... fue muy simple, María se acercó y le dijo:

-hola, me puedo sentar con vos- con una confianza extrema como si lo conociera de toda la vida, algo le hacia sentir que estaba en casa y que podía moverse en libertad, sintieron amor, sí... amor, pleno amor, sin miedos, ni prejuicios, sin dolor, con la candidez que sólo puede dar el amor puro sano, santo, casi perfecto, todo eso en los 10 minutos que duró el viaje hacia su trabajo.

Él, más asombrado que ella, bajó del colectivo y la siguió, a la media cuadra intentó besarla, pudo ver a su alrededor una luz blanca que recorría su periferia, no tuvo miedo, pero la realidad la empujó y esquivó su rostro, le dio su número de teléfono y se despidieron. Sólo supo que se llamaba David.

Al tercer día sentían conocerse de toda la vida, sentían que sus almas gemelas se habían encontrado al fin para descansar juntas por siempre. Tambíen fantasearon haberse conocido en vidas pasadas. Cualquier explicación era buena para entender los veinte años de edad que los separaban y que ninguno de los dos notaba.

Como explicarse que los dos amaban la música, que flotaban al mirarse. Que veían el cielo al hacer el amor y que sus cuerpos llevaban uno el recuerdo del otro en la piel. Pues era así, cuando estaba en el trabajo ella podía sentir su piel rozándola, su rostro contra el suyo, su larga cabellera, la fuerza de su juventud y hasta... un orgasmo en soledad era posible con solo recordarse.

Pronto su ángel le explicó el secreto:

Mi ángel estaba enamorado de su ángel, ellos se conocían desde siempre, habían pasados miles de años juntos, pero un día, vaya a saber como, Se habían perdido y su tristeza era muy grande. Ahora por fin se habían encontrado y encarnado en dos personas que podían entender este secreto.-contó María.

Así disfrutaron varios meses de su amor incondicional. Sus charlas interminables acerca de la vida, sus paseos a la luz de la luna y cenar con velas una noche cualquiera, todo parecía maravilloso...

Pero un día la tristeza se apoderó del ángel de David y lo llevó muy lejos, al país de la duda y la confusión. Él quedó atrapado allí como en un bosque cerrado donde la luz no puede penetrar. Los fantasmas comenzaron a rodearlo y ya sin salida se entregó a ellos para no volver jamás.

Desde ese día David, su David, su pequeño gran amor,... ya no fue el mismo, las dudas se agolparon en su mente y poco a poco se fue alejando de la vida de María, dejando a su ángel desvalido y en soledad. Su dolor fue insoportable, ella murió de amor sin volver a verlo”.

El final del relato nos encontrón a algunas con las manos tomadas fuertemente y a otras abrazadas llorando desconsoladas.

Romana se retiró lentamente sin decir palabra, como envuelta en una nube dorada, con la mirada perdida y el rostro inerte.

Adonde ella se estaba sentada, se encontraron unas plumitas blancas como de algún pájaro, hasta ahora desconocido. Esas plumas eran similares a las que se encontraron en su habitación al día siguiente, en el suelo junto a un periódico donde anunciaba la boda de un tal David

Las mismas plumas que se encontraron junto a su cuerpo tendido en el asfalto bajo el puente, en esa carretera.

Algunos dicen que esa noche una luz cruzó el cielo, era blanca brillante.

Alguien dice que vio un hermoso ángel volando desde el puente.

estas a mi lado y no me escuchas...

....Y NO ESTAS

Que te digan lo que sufro cuando no estás, cuando no te tengo.

Como me desgarro por dentro cuando tus ojos perdidos no me miran, cuando

tus manos están y no me tocan.

Cuando te suplico: Abrázame .Y estás, pero no me ves.

Mi voz se pierde en el viento cuando te hablo y no me oís.

Que te digan lo que siento cuando te encerrás en se coraza de acero

imposible de penetrar.

Lo que sufro, lo que lloro, cuando te necesito y te extraño cuando te metes

dentro tuyo y mi voz no te toca y mis manos no te rozan...

TU VOZ

...Y te sigo hablando y no me oís. Y esta incertidumbre en la mitad de mi vida.

Millones de dudas me asaltan y no tengo respuestas. Toco tu puerta y no me oís.

¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo entrar en vos?.

a esos amantes que pasan por nuestra vida sin dejar huella

AMANTES DE CARTÓN

Amantes de cartón

los que guardan el silencio

de una noche suave y lujuriosa.

Esos que se desvanecen

cuando el sol levanta

¿Dónde viven ellos? ¿Tras los cortinados

o ¿en las blancas sábanas

de una niña hermosa?

Se disuelven al amanecer

como sombras en la noche;

no saben del tiempo

ni de los adioses.

Sueñan con gratificarnos

con su hidalguía

y sólo nos conmueven

con su desvalía.

Dueños de la noche

dueños del silencio

de sábanas blancas

y de tristes sueños

a un amor imposible

TU RETRATO

Quédate inmóvil

no te vayas

no cambies de posición

quiero escribir por vos

Si cambiaras algo

ya no serías vos.

Déjame mirarte

Quiero describirte

cabellera en rama

manos movedizas

ojos negrazos

mejillas rojas

cuerpo solemne

Paso firme y descansado…

Sos vos no hay duda

mi motivo inspirador

Sos quien mueve mi pluma

¿Sabes? Me alegra

haberte descubierto

aunque con tanto desconcierto

Trato de equilibrarme

entre la verdad y la mentira.

No te asustes. Sé que sos

tan sólo una utopía.

soy joven por fuera pero...

ELIXIR

Extraño elixir del que he bebido

me mantiene joven radiante o perpetua.

Por fuera doncella, rosa y terciopelo

por dentro tullida por el desconsuelo.

Hay en mis entrañas

negras telarañas

miradas de insectos

¡Oh mi Dios! ¿Qué es esto?

Por fuera la luz

por dentro un sepulcro...

¡Oh mi Dios!

No te culpo.

te has marchado amor

JUNTOS

Hoy llueve en mi alma.

Hoy no estás

Recorrí caminos, montañas y valles

te busqué en los ríos

naufragué en los mares.

Y con mis despojos

de carne cansada

de tantos intentos...

me marche contigo

hacia el cielo eterno.

te extraño ,mi amor

TE EXTRAÑO

Al recordar tus ojos

caramelo dulce.

Al mover mis labios

con un beso al viento.

El aire me trae ese perfume,

a encuentros muy de tardecita

cuando el sol calienta.

Dos cuerpos se funden

en pasión ardiente...

Dos almas furtivas

que hacen lo sienten.

como se explica el amor

INEXPLICABLE AMOR

Inexplicable amor

que naces de un extraño lugar

al que no puedo acceder.

Quizás sea en la tierra

Quizás en el espacio

o en el mar profundo.

No sé de donde vienes

ni sé hacia adonde vamos

Sólo sé que juntos recorremos

la ruta de nuestras vidas

a veces extrema velocidad

y otras con una indeseable lentitud.

Así es

Así te llamo

Inexplicable amor.

para mama,guaguita santigueña

DEL CIELO A MI GUAGUA



El niño Jesús está en la cuna

María lo mece con brazos de luna,

desde allí te cuida, junto a las estrellas

que una por una saludan chispeantes,

al ver mi guaguita,

sonríen radiantes.

Mi zonco no late

el zupay malvado, pues,

me ha condenado

a verte entre sueños

“Mi guagua morena”.

Búscame en las noches

claras de verano

Junto a José, María

y Jesús de la mano.

Allí será mi huasi,

en la luna llena:

“Mi guagua Morena”.

dos poemas para un joven amor

JOVEN FULGOR

Quiero escribirte amor

que me rehuyes.

Fulgor tan joven

hoguera ardiente.

Si fuera valiente

para poder alejarme

y no dejar de amarte...

Fino, suave corcel

va galopando al sol

y en su grupa me lleva

como a su fiel doncella.

Ignora, por momentos

este equipaje.

Es claro amor, muy claro

que se requiere coraje

para matar gigantes.

Tanto brillo y esplendor

sólo provocan temor:

Trepidan las carnes mansas

cuando tu paso avanza.

Aleja ese resplandor

que sólo causa dolor.

Cesa ya, de iluminarte

pues quiero dejar de amarte.



CARITA DE LUNA

De todo te asombras

¡Carita de luna!

Mira, qué fortuna

tendrá esa doncella

¡Quizás la más bella!

Que abra ese tesoro

ese... que yo añoro.

Diamante, rubíes

o perlas preciosas

y la más hermosa

caja de ternura.

Tu sonrisa pura

corazón de oro

ese...que yo añoro.

siento un gran desorden

DESORDEN

De la nostalgia vengo

hacia ella voy...

Porque ya no estás

Porque no te espero.

Lágrimas secas

sobre hojas muertas

revelan tu ausencia

y mi triste espera.

Palabras perdidas

flotan en el aire

las atrapo al vuelo

las llevo a mi cielo.

Trato de ordenarlas

más no lo consigo...

Sólo la nostalgia,

ella... es mi testigo.


EL PIE

Un pié inmenso me aprisiona

intento moverme. No puedo.

Trato de escapar... Quedo inmóvil.

Siento su presión-prisión.

Su calor, me ahoga,

¡ Muero...muero!.

eres rio

RIO, MAR

Vienes desde el fondo de mi ser

sin medir el fuerte sentimiento

que se presenta ante mí

como agua en el desierto.

Río claro y pretencioso

quieres que de ti beba,

más ¡No puedo!

dejarme llevar por esas aguas

ya que eres demasiado misterioso.

Desconozco que recodos

detuvo tu andar

antes de aquel tiempo,

que lugares maravillosos

visito tu cauce

quien se refrescó en tus aguas ,

que cambios de rumbo

sufrió tu ruta.

Vienes a mí

y mi sed ardiente quiere entregarse

pero me detiene

la barrera de piedras

que he colocado en el camino para desviarte.

Miedo , de bañarme en esas claras aguas.

Miedo de ahogarme en sus remolinos

a que sus remansos me lleven sin rumbo fijo.

Y perderme indefinidamente en los tiempos

que se confunden entre el hoy y el ayer.

Miedo ,sencillamente miedo.

para un hijo del corazon

HIJOS DEL CORAZÓN

Crecí jugando en la plaza

con amigos en la escuela

con muchas canciones y cuentos

y llegado ese momento..

A mis padres pregunté:

¿Porqué no tengo hermanito

como mi amigo José?

¿Porqué tu piel es tan clara

y la mía como el café?

Mis padres se estremecieron

y con gran sinceridad

me contaron la verdad:

Soñabamos con acunarte

y todo nuestro amor brindarte

Pero el tiempo transcurría

y la pancita no crecía

Un dí te conocimos

y aunque eras muy pequeñito

estiraste tus bracitos,

y en ese instante supimos

que Dios nos había elegido

para recorrer juntos el camino.

Por fin pudimos mimarte

y este hermoso mundo mostrarte.

Vos no creciste en la panza de mamá

Pero sí en el corazón de tus papás.

Vos sos nuestro hijo

el hijo de un gran amor

Por eso serás siempre

"Un hijo del corazón"

Gracias hijo del alma

Gracias porque nos hiciste

"Padres del corazón"

pupé

para un niño especial

SOS ESPECIAL

Soy especial

Soy especial

Soy una niño apreciado

que con sus ojos rasgados

camina entre la gentes

en un mundo... que parece diferente.

Llegué un día a este mundo

con asombro y con temor

Y me recibieron mis papis

con sus miedos y su amor.

Soy travieso como todos

Me gusta bailar y cantar

Soy alegre y muy dichoso

Tengo mucho para dar.

Soy especial

Soy especial

soy un niño apreciado

que con sus ojos rasgados

acmina entre la gente

en un mundo... que parece diferente.

Puedo aprender a creer

a compartir, a soñar, a vivir...

Sólo necesito la ayuda

del que quiera, mis sueños conocer .

Juego a las figu,

salto a la rayuela

me duela la muela

y voy a la escuela.

Soy especial

Soy especial

aceptame como soy

Tengo mucho para dar.

Caminemos de la mano

¡Vamos que somos hermanos!

Juntos soñemos un cuento

y corramos con el viento...

Soy especial

Soy especial

Soy un niño apreciado

que con sus ojos rasgados

camina entre la gente

en un mundo...que parece diferente

ENCUENTRO UN ESPERADO

Mi nombre es Lita, soy una pintora en el año 2050. Mi estudio se encuentra en un rincón pintoresco de París, con una vista privilegiada de...